....ayer...

| 1 de abril de 2009

Lo he visto y sin querer evitarlo

Ayer te besé en los labios.

Te besé en los labios. Densos,

rojos. Fue un beso tan corto

que duró más que un relámpago,

que un milagro, más.

El tiempo

después de dártelo

no lo quise para nada

ya, para nada

lo había querido antes.

Se empezó, se acabó en él.

--

Hoy estoy besando un beso;

estoy solo con mis labios.

Los pongo

no en tu boca, no, ya no

-¿adónde se me ha escapado?-.

Los pongo

en el beso que te di

ayer, en las bocas juntas

del beso que se besaron.

Y dura este beso más

que el silencio, que la luz.

Porque ya no es una carne

ni una boca lo que beso,

que se escapa, que me huye.

No.

Te estoy besando más lejos.



1 comentarios:

falvarez dijo...

No sé por qué, lo he intentado varias veces, pero no encuentro satisfacción en la lectura de poesía. Siempre que leo, intento buscar un mensaje, seguir una historia o imaginar una situación. Con la poesía me resulta muy difícil, ya que me pierdo en la forma y no llego al fondo. ¿Seré yo, que no tengo predilección por la estética de la palabra?

También me ocurre con las letras de las canciones. No es que no me gusten. Es que, directamente, y aunque parezca que me estoy mofando, no las escucho. Tengo que prestar atención si me quiero enterar de lo que dicen. Si no, paso por encima de ellas y me centro directamente en la música.

Quizás no esté hecho para gustos tan refinados. Con mi mente cuadriculada, parece mentira lo que puedo llegar a disfrutar de una simple puesta de sol (algo tan común que ocurre todos los días), una playa llana de arena blanca o un algoritmo que permita resolver un problema elegantemente en un par de líneas.

PD: Si lo acompañas de una foto de unos labios, uno de esos primeros planos que tan bien te salen, tienes un post redondo.